Lo primero que debemos saber es que en el último trimestre del embarazo es común que las mujeres sufran retención de líquidos y debido a ello, los pies se inflamen. Esto puede llegar a ser muy molesto y doloroso.
La buena noticia es que suele desaparecer de forma casi inmediata al poco tiempo de dar a luz. Sin embargo, hay mujeres que consideran que sus pies no vuelven a su estado y que estos se quedan más anchos o más grandes que antes. Los factores a los que se debe este crecimiento son el aumento de peso y el incremento de algunas hormonas como la relaxina que se secreta por la placenta para hacer más flexibles las articulaciones y facilitar el paso del bebé. También afecta a los ligamentos del pie y provoca una reducción del arco de la planta.
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Durante el embarazo es importante cuidar los pies para no sufrir dolencias. A continuación, te damos una serie de pautas:
- Mantener una higiene óptima y secarlos adecuadamente.
- Hidratarlos con cremas específicas que carezcan de aceites esenciales, dado que están contraindicados durante el embarazo.
- Realizar baños de contrastes de agua caliente y fría.
- Evitar el sendentarismo.
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- Usar un calzado adecuado
- Reducir el tiempo de estar de pie o sentada.
- Poner los pies en alto cada cierto tiempo.
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